Frecuentemente escuchamos términos como “Placa dentobacteriana”, “Sarro dental”, “Manchas y pigmentaciones dentales” y generalmente no sabemos la diferencia entre estos, o peor aún, los tomamos como si fueran sinónimos. Existen diferencias perfectamente bien marcadas entre estos tres términos.
La placa dentobacteriana es una acumulación de bacterias sobre las superficies de los dientes. Tan pronto como terminamos de cepillarnos los dientes, dicha placa comienza a formarse nuevamente. Podemos observarla como una masilla blanca-amarillenta cuando dejamos de cepillarnos los dientes algunos días.
El sarro dental es la placa dentobacteriana calcificada, que da lugar a la formación de masas mineralizadas extremadamente duras que se adhieren firmemente a la superficie de los dientes y a las raíces de los mismos. Puede variar desde un color amarillo pálido hasta tonos de color café oscuro y negro, dependiendo del tiempo que permanezca en la boca. También se le conoce como “cálculo o tártaro dental”.
Las manchas dentales son depósitos coloreados en algunas áreas de la superficie de los dientes, debidas principalmente a tabaquismo y algunas bebidas como café, té, jugos, refrescos y vino tinto. Pueden variar desde un color blanco opaco hasta un tono negro intenso.
Por otro lado, la placa dentobacteriana puede ser eliminada por medio del correcto cepillado dental; en cambio, el sarro y las manchas dentales, únicamente pueden ser removidas por el dentista con la ayuda de aparatos e instrumentos especializados. Debemos tener en cuenta que todas estas afecciones dentales tienen serios inconvenientes y grandes desventajas que tarde o temprano repercuten en la salud bucodental.
Vía: FaceDental
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