lunes, 4 de julio de 2011

¿Y si no me cepillo los dientes?

Los dentistas insistimos en el lavado de dientes cada que el paciente viene a consulta, -por favor cepíllate tres veces al día o después de cada alimento, usa el hilo dental para sacar el alimento entre tus dientes- y parece necedad, pero la realidad es esta: Cepillando tus dientes de manera adecuada (técnica), durante los minutos necesarios (tiempo) más la cantidad de veces al día (frecuencia) son la diferencia entre una boca saludable y una boca con problemas que llega a consulta diariamente por dolor, aliento desagradable y aspecto triste.




La historia de Juana Smith.
Juana se presenta a consulta y justo antes de sentarse en el sillón dental comienza a decir: “Toda la vida desde que yo recuerdo he padecido de los dientes, de niña me hicieron extracciones y de adulta he ido de un dentista a otro sin que puedan solucionarme los problemas de mi boca, debe ser que tengo muy débiles mis encías y dientes”. La historia de Juana es un mito muy popular y excusa frecuente del paciente que no tiene higiene bucal.






La boca humana tiene defensas contra las caries o problemas de encías, la saliva por ejemplo limpia (pH neutral), protege (inmunoglobulina A) y desintegra alimentos (carbohidratos y lípidos); la lengua también colabora en el aseo natural recorriendo cada una de las superficies dentales durante el día y finalmente la fortaleza genética que disminuye la predisposición a las caries y gingivitis. Cuando alguno de estos factores mencionados llega a estar alterado severamente entonces si tenemos una susceptibilidad mayor a los padecimientos bucales que el resto de la población.

El 98% de los mexicanos padece de caries dental y la falta de prevención es la culpable. La solución es tan sencilla que parece mentira: cepillarse los dientes, usar el hilo dental y acudir dos veces por año a revisión profesional.


C.D. Ariel Mermaid

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