Si eres una persona normal, yo creo que lo soy, seguramente te habrás sentido agobiado en el sillón del dentista; tal vez recuerdes algún incidente de tu infancia en particular que te trae terribles recuerdos o tal vez detestes con todas tus fuerzas los sonidos y sabores que allí encuentras.
Tener pánico al dentista no es nada especial y es algo que la mayoría de nostros experimentamos en mayor o menor medida a lo largo de nuestras vidas.
Por si acaso, por si ese miedo te parece una cosa invencible y el ruido del torno te parece salido del mismísimo infierno, aquí tienes tres ideas que pueden haer más llevadera la experiencia:
– Intenta llegar relajado, físicamente descansado y con unos minutos de antelación. Planifica tu vista con tiempo y cuenta tiempos de espera del autobús o el necesario para aparcar. Si vas justo de tiempo, te encuentas un atasco o tienes que caminar demasiado deprisa, estarás lógicamente más estresado y un nivel alto de estrés puede hacerte más irritable y sensible y eso te perjudicará si lo que quieres es controlar tu nivel de ansiedad.
– Controla la situación. Haz saber a tu dentista la señal que le harás cuando adviertas que necesitas una pausa o que algo te hace daño. El mero hecho de saber que tú controlas la situación reduce la ansiedad y hace que el tratamiento sea más llevadero.
– Si lo tuyo más que ansiedad es pánico, tal vez deberías preguntar a tu dentista si ofrece, puede ofrecer o conoce a alguien que ofrezca un servicio de relajación o incluso de hipnosis con todas las garantías para ayudarte a superar el miedo y superar la barrera que te impide cualquier tratamiento
Via: FaceDental
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