Por muchas razones se puede perder un órgano dentario, por caries extensa que no permita su restauración; por enfermedad avanzada de las encías, o por una fractura traumática de la raíz entre otras.
Alguna de sus consecuencias son: compromiso estético y de la autoestima, disminución de la eficiencia masticatoria; sobrecarga en los demás dientes, que tendrán que realizar las funciones del diente perdido, los que podrían verse afectados o perderse también; dificultad para hablar; pérdida de soporte de labios y mejillas que provoca arrugas en los mismos; inclinación de los dientes vecinos a las piezas perdidas; mordida inestable; problemas articulares y musculares en la cara y cabeza; reabsorción ósea (disminución del tamaño del hueso que sostiene a los dientes).
Vía: FaceDental
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