La sedación consiste en atenuar la ansiedad o el temor del paciente que debe someterse a algún tratamiento odontológico, mediante la inhalación de un medicamento gaseoso que presenta las características de ser analgésico y de provocar una relajación muscular y un estado de bienestar controlado.
Permaneciendo el paciente en todo momento consciente y despierto, pero sin ansiedad ni temor alguno.
Debido a que la sedación tiene propiedades analgésicas que no son suficientes como para prescindir de la anestesia local, ésta se suministra posterior a la sedación para eliminar totalmente las molestias propias del tratamiento.
Por lo que el paciente se encontrará tranquilo y relajado por los efectos de la sedación a la vez que no sentirá dolor ni molestia alguna por los efectos de la anestesia.
Vía: FaceDental
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