Durante el desarrollo del niño se puede modificar el patrón de crecimiento si se adquieren una serie de hábitos realmente nocivos que pueden provocar ciertas deformaciones en los huesos de la cara. Los más importantes son:
•Succión digital, chupeteo de cualquier dedo, nos va a traer como consecuencia en paladar deformado, normalmente estrecho y hacia delante
•Persistencia del chupete
•Persistencia del biberón a partir del segundo año de vida, que tiene consecuencias parecidas al anterior
•Deglución infantil, introducir la lengua entre los dientes de arriba y de abajo, cada vez que se traga saliva. Va a producir una mordida abierta en la zona donde se introduce la lengua
•Respiración bucal, al no respirar por la nariz (por cualquier motivo como vegetaciones o amígdalas hipertróficas) no permite desarrollar correctamente el maxilar superior, desarrollándose demasiado la mandíbula, pudiendo provocar un prognatismo mandibular.
Vía: FaceDental
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