Son numerosas las personas que consideran que la ortodoncia es una pérdida de dinero inútil porque piensan que sus fines son únicamente estéticos, sin darse cuenta de que - sólo por ello - ya es un tratamiento importante para recuperar la autoestima. Para otras, la belleza de su rostro es muy importante, y dado que una sonrisa perfecta es fundamental para el atractivo físico, no dudan en someterse a un tratamiento dental de este tipo. Pero ni las personas que se sitúan en un extremo ni las que se encuentran en el opuesto tienen en cuenta que la ortodoncia es mucho más que un tratamiento de odontología estética.
La ortodoncia atiende a la oclusión (relación de contacto entre dientes superiores e inferiores), y que ésta no sólo obtiene fines estéticos sino que también busca que los dientes cumplan la función que les corresponde.
Podemos definir la ortodoncia como la rama de la odontología que estudia y trata la corrección de la oclusión mediante unos aparatos que ejercen fuerzas sobre la dentadura. Su resultado tiene una doble vertiente: por una parte, cumple un objetivo funcional, ya que cada diente podrá cumplir la tarea para la que “nació”; y por otra, estética, pues en la sociedad del siglo XXI se asocia el alineamiento perfecto de la dentadura con una bonita sonrisa. Y una bonita sonrisa que es vital para conseguir la belleza de nuestro rostro.
La ortodoncia invisible cumple los mismos objetivos que la ortodoncia tradicional, pero lo hace sin la necesidad de poner en la boca del paciente los incómodos y notorios brackets. A diferencia de dicha ortodoncia tradicional, la ortodoncia invisible utiliza un determinado número de férulas (alineadores) de un material transparente, mucho más estético, que permite ir moviendo los dientes progresivamente hasta la posición deseada.
Vía: FaceDental
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