Científicos de la Estación Espacial Internacional tuvieron que imporovisar una serie de herramientas para sobreponerse a las dificultades técnicas que el mantenimiento de rutina presentó. Entre algunos de estos elementos, estaba un cepillo de dientes adaptado para limpiar y desatascar unos remaches atascados que impedían la rutinaria tarea de cambiar un panel de control. Esta es la historia de cómo un objeto cotidiano salvó el día.
Existen historias insólitas de improvisación en el espacio que no hacen más que demostrar que, después de todo, el humano siempre buscará una solución sencilla a los problemas más grandes. Existe el rumor de que los rusos prefirieron usar un lápiz en lugar de desarrollar un bolígrafo que tuviera un complicado dispositivo que mantuviera la tinta abajo para evitar que esta volara por todas partes. Sin embargo, no hay mayor prueba del ingenio humano que la de científicos altamente capacitados utilizando un cepillo de dientes para desatascar los remaches de la estación espacial.
El panel de control que necesitaba ser limpiado y remplazado era uno de los ocho que la estación internacional necesita para captar la energía del sol para su funcionamiento. Este dispositivo comenzó a fallar y la tripulación se veía obligada a trabajar sólo con el 75% de la energía total requerida. Después de que los astronautas Sunita Williams y Akihiko Hoshide intentaran de manera fallida cambiar este panel debido a unos remaches atascados, llamaron al Johnson Space Center para que les enviaran las herramientas necesarias. No obstante, después de esperar el suficiente tiempo, los astronautas decidieron fabricar sus propias herramientas.
Después de cuatro horas de trabajar en el vacío espacial. Armados con una lata de nitrógeno en gas y otras herramientas improvisadas, ambos astronautas lograron remplazar la unidad de recolección energética de la Estación Espacial. La historia de cómo la ingenuidad humana salvó el día una vez más.
Vía: Matuk
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