lunes, 17 de septiembre de 2012

Dolor bucal


El dolor es una experiencia totalmente personal que no puede ser compartida y que constituye una de las principales preocupaciones del hombre. Es el síntoma más común por el que acuden a consultar al médico.

Ya hemos dicho que es una experiencia que no puede ser compartida, ya que aplicando estímulos dolorosos idénticos a distintos individuos, lo perciben de distinta manera. No podemos sentir exactamente lo mismo que otra persona. En la cara y en la boca hay una gran sensibilidad al dolor. Los odontólogos hemos de diferenciar la fuente del dolor.

Aquí vamos a ir desglosando características de distintos tipos de dolor, centrándonos fundamentalmente en el dolor mucoso, el dolor dental y el periodontal (el que procede de los tejidos que forman el periodonto, que es la zona que rodea al diente).

Dolor mucoso
La mucosa de la cavidad bucal puede ser dañada por muchos factores, como el alcohol, el tabaco, determinados fármacos administrados por vía oral o tópicamente, defectos dentinarios, restauraciones o prótesis mal adaptadas etc., pero también puede ser afectada por enfermedades locales o sistémicas con repercusión en la cavidad oral, produciéndose lesiones que producirán dolor.

Son lesiones que sólo dolerán cuando se aplique un estímulo. El lugar de la lesión y el lugar donde se origina el estímulo son el mismo. A mayor estímulo, mayor dolor. De ahí que el dolor que se percibe sea proporcional a la estimulación. Una lesión dolerá cuando la presión que ejerzamos sobre ella sea en la zona de la lesión, y cuanto más presionemos, mayor dolor sentiremos.
  
Vamos a hacer una clasificación de las lesiones mucosas que producen dolor:

Por un lado están las infecciones, ya sean víricas, micóticas o bacterianas. Determinadas lesiones yatrogénicas también puede producir dolor, como es el caso de los traumatismos, también los agentes químicos, físicos. El carcinoma epidermoide (que es una neoplasia), las aftas recidivantes y determinadas enfermedades mucocotáneas pueden ser dolorosas.
  
Encontramos lesiones infecciosas, que pueden ser víricas, bacterianas y micóticas. Hoy en día la prevalencia de infecciones orales se va incrementando, sobre todo en pacientes con baja inmunidad, siendo más frecuentes las víricas y micóticas que las bacterianas.
  
Hay tres grupos de virus que son capaces de producir erupciones vesiculares dolorosas en la mucosa. Son el herpes simple, el herpes varicela zoster y el coxsackie. Permanecen de forma latente en el organismo tras la infección, por lo que las recurrencias son frecuentes, es decir, cuando se producen en las personas que tienen el virus determinados factores denominados precipitantes (como puede ser el estrés), vuelven a aparecer los síntomas de la enfermedad.

La diferencia está en que en la mucosa oral, cuando aparece por primera vez, sí que hay una gran afectación sistémica y el dolor local es uno de los principales problemas, pero en las recidivas suele tener menos importancia. En el herpes labial, por ejemplo, las recurrencias no serán muy dolorosas (salvo excepciones).

Ya hemos dicho que las infecciones bacterianas son menos frecuentes, pero hay que hacer mención de la GUNA, la gingivitis úlceronecrotizante aguda, por su importancia. Es un proceso inflamatorio y destructivo de las encías, que provoca un dolor gingival importante. Es un tipo de dolor moderado o intenso, que no está provocado por ningún estímulo externo, sino que aparece de manera espontánea, y que es constante.

En cuanto a las infecciones micóticas, es decir, por hongos, podemos asegurar que la infección micótica más común del tracto digestivo superior es la candidiasis. Hay variedades de la candidiasis, siendo la que produce dolor una de ellas que se denomina lengua dolorosa antibiótica (llamada así porque es frecuente que aparezca con el uso prolongado de antibióticos).

Entre las causas yatrogénicas, lo más frecuente son los traumatismos, que pueden estar provocados por mordeduras, por irritación mecánica de las prótesis mal adaptada, etc. Es un tipo de dolor leve o moderado, y cesará cuando el tejido cicatrice. Si la lesión se infecta, el dolor aumentará.

Entre los agentes químicos que producen dolor, el que lo produce con más frecuencia es el ácido acetil salicílico (aspirina), ya que en contacto con la mucosa, lleva a la necrosis química, y se producen úlceras. Y entre los agentes físicos estarían las quemaduras térmicas y eléctricas.
  
Las lesiones neoplásicas de la mucosa, como el carcinoma epidermoide sólo producirán dolor cuando sean lesiones en estado muy avanzado, y muy intensas.

Las aftas sí son una de las lesiones más frecuentes, y molestas durante los primeros días. Es la pérdida de sustancia aguda, dolorosa, inicialmente necrótica y recidivante. Aunque la lesión persista, sólo duele los primeros días.

Entre las enfermedades mucocutáneas, están el liquen plano, con diversas formas clínicas, siendo la única que duele la de tipo erosivo. Si son muy amplias, producirán un dolor severo, que incluso dificultará la ingesta de alimentos. El pénfigo vulgar produce unas lesiones de tipo ampollar, que dolerán si se sobreinfectan.

Dolor dental
El dolor dental es uno de los dolores más molestos que sufre el ser humano, y es la causa más frecuente por la que los pacientes acuden a la clínica dental.

La sensación de dolor dentario se origina en los receptores situados en la pulpa (que está dotada de fibras nerviosas) o la dentina.

El cemento y el esmalte, son insensibles. Cuando se observa el dolor producida por ejemplo por un diente cariado, vemos que no se muestra claramente la localización del dolor, ya que puede que el paciente lo sienta referido a otras áreas. El dolor dental presenta una gran variabilidad en sus características y su intensidad.

¿Qué dolores dentales puede haber?

Dolor dentinario.
Es un tipo de dolor intenso y que dura unos pocos segundos, y se produce ante estímulos extrernos. (Estos estímulos pueden ser bebidas frías o calientes, ácidos o dulces etc.) Los estímulos naturales, como los cambios extremos de temperatura, pueden ser notables en dientes muy sensibles, pero no tiene porqué indicar una alteración dentinaria.

Es un dolor que no está muy bien localizado; el paciente no sabe decir qué diente le duele, e indica un área y no un diente como el afectado por el dolor. Casi siempre, la causa de este dolor es la caries. Una restauración en mal estado, la pérdida de un empaste, abrasiones del esmalte etc. son situaciones que pueden hacer que el diente esté más sensible al dolor.

Dolor pulpar.
La respuesta de la pulpa a un estímulo externo depende de la intensidad del estímulo que se aplica, y del estado de ésta. La pulpa sufre modificaciones con la edad y con otras situaciones no fisiológicas etc. y es difícil valorar en cada momento el estado, por lo que el diagnóstico del tipo de proceso patológico que sufre la pulpa no es sencillo.

El dolor puede variar desde ligero a insoportable, puede aparecer de manera espontánea sin que haya estímulos externos, o ante estímulos térmicos o químicos. Puede ser intermitente, con periodos sin dolor, o continuo. Vemos por tanto, que es un tipo de dolor con un amplio margen de variabilidad.

Ante un dolor en el área bucal, el odontólogo por lo general pensará que se trata de un dolor dental, y posiblemente será el primer tipo de dolor que tenderá a descartar.El dolor pulpar que podemos encontrar puede ser agudo o crónico.

El dolor pulpar agudo puede aparecer de manera espontánea, como un pinchazo breve e intenso que altera al individuo momentáneamente, o ante diversos estímulos, dándose el caso de aumentar ante el frío y el calor, o aumentando con el calor y disminuyendo por el frío. Puede ser continuo o intermitente, momentáneo o mantenido. Aumenta generalmente al acostarse porque aumenta la presión sanguínea del cráneo. Cesa cuando el diente recibe el tratamiento adecuado o al pasar un tiempo, ya que tras esta inflamación aguda de la pulpa, ésta muere produciéndose su necrosis.

Al igual que en el dolor dentinario, es difícil localizar el diente que sufre el dolor, sobre todo cuando el dolor es leve.

El dolor pulpar crónico suele ser la consecuencia por la continuidad en el tiempo de una alteración aguda. El dolor puede variar de intenso, como en una lesión aguda, a ser simplemente un malestar que no cesa

El dolor mixto se produciría en dos ocasiones; o bien cuando se ha afectado el periodonto porque la inflamación aguda de la pulpa con afectación del periápice (la parte final de la raíz del diente) es rápida, o cuando la pulpa se afecta de manera secundaria (de manera ascendente) desde un proceso patológico que ocurre inicialmente en el periodonto.

Ya hemos dicho que prácticamente lo primero que busca el odontólogo cuando el paciente refiere un dolor bucal, es una lesión o una posible causa que afecte al diente. La causa más frecuente que produce dolor dental es la caries. El odontólogo buscará lesiones cariosas.

Para saber si ha afectado al periodonto, el paciente referirá dolor al masticar o ante la presión, por lo que el diagnóstico será más fácil.

Cuando el paciente muestre una gran sensibilidad a los estímulos térmico y eléctricos (los provocados por el odontólogo), se tratará generalmente de una pulpitis aguda. Si los estímulos son ligeros aumentando la respuesta dolorosa en el tiempo, se tratará de un proceso crónico.
  
Anestesiando el diente observaremos si cesa el dolor que se trataba de un dolor dental, buscaremos la causa y realizaremos el tratamiento oportuno. A medida que la caries, que suele ser la causa más frecuente de dolor dental, progresa, habrá que realizar tratamientos más drásticos para el diente (como puede ser una endodoncia -matar el nervio), por lo que es importante localizar el dolor y tratarlo lo antes posible.

Vía: FaceDental

martes, 11 de septiembre de 2012

SoundBite: Escucha por tus dientes


conducción osea
La em­pre­sa So­ni­tus Me­di­cal ha crea­do un sis­te­ma de au­dí­fo­nos que trans­mi­te el soni­do a tra­vés de los dien­tes, algo que se co­no­ce como con­duc­ción ósea. Se llama Sound­Bi­te y ya re­ci­bió la apro­ba­ción para ser co­mer­cia­li­za­do en Es­ta­dos Uni­dos y Europa. Este cu­rio­so gadget fun­cio­na me­dian­te pe­que­ñas vi­bra­cio­nes que trans­for­man el sonido cap­ta­do por el mi­cró­fono en vi­bra­cio­nes que lle­gan al oído in­terno.
Sound­Bi­te se basa en el mismo prin­ci­pio que otros au­dí­fo­nos: la con­duc­ción ósea. En este caso con­cre­to el in­ven­to real­men­te está com­pues­to por dos dis­po­si­ti­vos, por un lado te­ne­mos un pe­que­ño apa­ra­to que se co­lo­ca de­trás de la oreja y por el otro un segun­do apa­ra­to que el pa­cien­te se tiene que poner en la parte su­pe­rior tra­se­ra de la boca en­ca­ja­do en las mue­las iz­quier­das o de­re­chas de­pen­dien­do de cual sea el oído que falle.
El pri­mer apa­ra­to si­tua­do en la oreja se en­car­ga de cap­tar el so­ni­do para acto se­gui­do trans­mi­tir­lo de forma inalám­bri­ca al se­gun­do y fi­nal­men­te este se en­car­ga de con­ver­tir el so­ni­do en vi­bra­cio­nes que son en­via­das hasta el oído in­terno a tra­vés de los dien­tes y los hue­sos de la man­dí­bu­la.
El prin­ci­pio de la con­duc­ción ósea de so­ni­do en el cual se basa Sound­Bi­te es algo ya co­no­ci­do y usado desde hace tiem­po, pero en este caso en­con­tra­mos una di­fe­ren­cia sus­tan­cial res­pec­to a otros apa­ra­tos si­mi­la­res. Hasta ahora la ma­yo­ría de dis­po­si­ti­vos de ayuda au­di­ti­va que uti­li­zan la con­duc­ción ósea tras­mi­ten las vi­bra­cio­nes me­dian­te un perno de ti­ta­nio in­crus­ta­do en la man­dí­bu­la, es decir que el pa­cien­te tiene que pasar por una in­ter­ven­ción qui­rúr­gi­ca, lo que Sound­bi­te evita ya que el apa­ra­to que se co­lo­ca en la boca es de quita y pon.
El sis­te­ma in­clu­ye tec­no­lo­gía de su­pre­sión de rui­dos y sirve para las fre­cuen­cias de entre 250 y 12.000 Hz. Las ba­te­rías son re­car­ga­bles usan­do un car­ga­dor que sirve para todos los com­po­nen­tes.
Este avan­ce cien­tí­fi­co y tec­no­ló­gi­co será sin duda be­ne­fi­cio­so para las per­so­nas con dis­ca­pa­ci­dad au­di­ti­va total o par­cial , ya que per­mi­ti­rá re­cu­pe­rar la ca­pa­ci­dad de es­cu­char y eli­mi­nar los pro­ble­mas de equi­li­brio aso­cia­dos. Fun­da­men­tal­men­te para quie­nes tie­nen una hi­poa­cu­sia de trans­mi­sión, es decir, cuan­do la le­sión se en­cuen­tra en el oído ex­terno o medio, y por al­gu­na razón no pue­den lle­var un au­dí­fono con­ven­cional por in­fec­cio­nes re­pe­ti­das, ge­ne­ral­men­te.
Vía: Matuk

lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Cómo un cepillo de dientes salvó a la estación internacional?



Cien­tí­fi­cos de la Es­ta­ción Es­pa­cial In­ter­na­cio­nal tu­vie­ron que im­po­ro­vi­sar una serie de he­rra­mien­tas para so­bre­po­ner­se a las di­fi­cul­ta­des téc­ni­cas que el man­te­ni­mien­to de ru­ti­na pre­sen­tó. Entre al­gu­nos de estos ele­men­tos, es­ta­ba un ce­pi­llo de dien­tes adap­ta­do para lim­piar y desatas­car unos re­ma­ches atas­ca­dos que im­pe­dían la ru­ti­na­ria tarea de cam­biar un panel de con­trol. Esta es la his­to­ria de cómo un ob­je­to co­ti­diano salvó el día.
Exis­ten his­to­rias in­só­li­tas de im­pro­vi­sa­ción en el es­pa­cio que no hacen más que de­mos­trar que, des­pués de todo, el hu­mano siem­pre bus­ca­rá una so­lu­ción sen­ci­lla a los pro­ble­mas más gran­des. Exis­te el rumor de que los rusos pre­fi­rie­ron usar un lápiz en lugar de desa­rro­llar un bo­lí­gra­fo que tu­vie­ra un com­pli­ca­do dis­po­si­ti­vo que man­tu­vie­ra la tinta abajo para evi­tar que esta vo­la­ra por todas par­tes. Sin em­bar­go, no hay mayor prue­ba del in­ge­nio hu­mano que la de cien­tí­fi­cos al­ta­men­te ca­pa­ci­ta­dos uti­li­zan­do un ce­pi­llo de dien­tes para desatas­car los re­ma­ches de la es­ta­ción es­pa­cial.
El panel de con­trol que ne­ce­si­ta­ba ser lim­pia­do y rem­pla­za­do era uno de los ocho que la es­ta­ción in­ter­na­cio­nal ne­ce­si­ta para cap­tar la ener­gía del sol para su fun­cio­na­mien­to. Este dis­po­si­ti­vo co­men­zó a fa­llar y la tri­pu­la­ción se veía obli­ga­da a tra­ba­jar sólo con el 75% de la ener­gía total re­que­ri­da. Des­pués de que los as­tro­nau­tas Su­ni­ta Wi­lliams y Akihi­ko Hos­hi­de in­ten­ta­ran de ma­ne­ra fa­lli­da cam­biar este panel de­bi­do a unos re­ma­ches atas­ca­dos, lla­ma­ron al John­son Space Cen­ter para que les en­via­ran las he­rra­mien­tas ne­ce­sa­rias. No obs­tan­te, des­pués de es­pe­rar el su­fi­cien­te tiem­po, los as­tro­nau­tas de­ci­die­ron fa­bri­car sus pro­pias he­rra­mien­tas.
Des­pués de cua­tro horas de tra­ba­jar en el vacío es­pa­cial. Ar­ma­dos con una lata de ni­tró­geno en gas y otras he­rra­mien­tas im­pro­vi­sa­das, ambos as­tro­nau­tas lo­gra­ron rem­pla­zar la uni­dad de re­co­lec­ción ener­gé­ti­ca de la Es­ta­ción Es­pa­cial. La his­to­ria de cómo la in­ge­nui­dad hu­ma­na salvó el día una vez más.
Re­fe­ren­cias: Gee­koSys­tem Space y NASA

Vía: Matuk

lunes, 3 de septiembre de 2012

¿Para qué sirve el cepillo?


La limpieza de los dientes se logra fundamentalmente por un efecto mecánico: el arrastre de los restos alimenticios y bacterias con las cerdas del cepillo.

  cepillo1 EL CEPILLO, ¿Para que sirve?
 
Se entiende que para conseguir una buena limpieza habrá que pasar el cepillo un numero de veces suficiente por cada una de las caras del diente. El cepillo ha de estar en buenas condiciones (la vida media es de 2-3 meses) y dedicar un “ratito” después de las comidas.


  Como cepillar correctamente los dientes
 
Los dientes de arriba se limpiaran haciendo un movimiento de arriba a bajo, varias veces en cada diente. Primero por fuera y después por dentro (paladar). La superficie por donde se mastica se limpiará con movimientos de vaivén, cortos y asegurándose que llega hasta el último diente.

 
Los dientes de abajo se limpiarán de modo simétrico a los de arriba: de abajo arriba y llegando hasta el fondo.

 
Hay muchas marcas de cepillos y pastas de dientes. Lo importante es cambiar el cepillo con frecuencia y usar una pasta de dientes que tenga flúor.


Vía: FaceDental